Pachacuti había mandado a conquistar a los Guayacundos esto en Piura el actual Perú, y entre esas culturas se encontraban los Huancabamba, territorio estratégico para pasar hasta lo que hoy es el Ecuador.
Pachacuti. Hola amigo Cóndor, te voy hacer una consulta urgente, urgente, urgente.
Cóndor. Si mi taita para que soy bueno, a sus órdenes.
Pachacuti Vengo soñando que en la tierra de los Guayacundos en el Chinchaysuyo son unos Pumas fuertes y no va ser fácil doblegarles.
Cóndor. El sueño es un presagio de duras batallas señor Inca.
Corazón Espinoso. De esa forma el Inca se enteró sobre el significado de sus sueños.
Pachacuti. — Vayan y hagan, lleven consejeros, enseñen a los pueblos, y aprendan de ellos. Reflexionen, sobre todo nunca se olviden de sus cultos a los dioses. No se acobarden, sean respetuosos, apliquen las normas, no matar, no mentir, no robar, cuiden de las mujeres, niños, ancianos.
Túpac Yupanqui. Amigos y fieles chasquis, espías, soldados, y generales iremos al norte, por eso mandaré a mí Sol Radiante, y Relámpago, a conquistar el resto de territorios.
Relámpago. Haber señor Chuquiaque bailarín—, ¿cuéntenos algo de esos pueblos del que usted es parte. El Inca le perdonará la vida, si nos dice todo de lo que conoce de la cultura andina de los Huancabamba.
Corazón Espinoso. Los generales del Inca Tupac Yupanqui, ya ubicados en las llanuras de Canchaque y el actual Faique mandaron la información al Cuzco con otros Chasquis. La noticia iba codificada en los Quipos, hecha por nudos, decía: Señor Inca será fácil conquistar a los Huancabamba. El gran Inca devuelve la orden, atacar y hacer nuestras esas tierras, pero la orden era que primero se les pida se rindan.
Sol Radiante. La orden es la siguiente: atención, a todos los guerreros. Atacar y conquistar, sin olvidar de advertir primero la rendición.
Relámpago. Sí, mi general primero. Conquistar a los Huancabamba será como hacer una minga en deshierbar maíz, das y das.
Corazón Espinoso. Lo que no sabían los Incas, que el Chuquiaque capturado por bailarín en Canchaque era un espía.
Pariacaca. La guerra nos llama por lo tanto estoy aquí en nombre de mi pueblo del otro lado del río, y decimos con firmeza que estamos con ustedes guerreros del gran hermano Güitiligún, y estamos listos para la guerra.
Güitiligún. Hermano Pariacaca, hemos reunido a 200.000 mil combatientes, ahora que vengan los Incas para darnos una topada de una vez.
Pariacaca. ¿Qué tan flojos seremos, si aquí también comemos mote del bueno?
Corazón Espinoso. En la vanguardia me ofrezco estar menciona el Pariacaca con 50 mil guerreros unidos a los Jaguares, Guacacas, Gavilanes, Halcones, y como ayudantes de avanzada iban las Chirocas Pecho Colorado, y las palomas Cuculí.
Güitiligún. Yo voy en la defensiva entonces con 100 mil guerreros frescos para reforzar y cargar los heridos del grupo.
Chirimoya. Voy a presentarme, Ñujapa sutiymi Chirimoya, y me siguen otros generales como las Tunas, y sus ejércitos los Pishcoles —, y es un honor presentar a mi amiga comandante, la señora Oca, y su ejército los Ollucos que estarán junto a nosotros para este desafío difícil pero no imposible de enfrentar.
Corazón Espinoso. El momento esperado llegó cuando los generales Relámpago y Sol Radiante los Incas empezaron la batalla con un ejército superior de 300 mil Incas en total. Atacar enunció el general Relámpago. Escuchada la orden la batalla empezó. El encuentro era tan duro y sangriento que los cerros estando de testigos intentaban no oscurecer sus cielos, estando ni en favor de los unos ni de los otros.
El Dios Sol. Cumpita Dios del Cielo, y usted es neutral en esta guerra o va dar una ayudita algún lado.
Corazón Espinoso. Las batallas se llevaron a cabo en lo que hoy se denominan cerro Canchaque y Cruz Blanca. Los Incas no esperaban tanta ferocidad de los Huancabamba.
Pariacaca. ¡Victoria, victoria!
— Avisen al general Güitiligún que con urgencia nos manden los refuerzos. ¡Que vengan los Pishcoles y las Tunas, es hora de privarlos a los Incas!
Güitiligún. ¡Buena noticia Chuvisita! -- Soldados se alistan las deliciosas Tunas y los Pishcoles para ir al frente ahora, reúnan su ejército iremos 50 mil más.
Túpac Yupanqui. —Atención al mensajero, autorizó y ordenó a Sol Radiante que mande 100 mil hombres más, y que arrase con todo, si en esta vez los Huancabamba no se rinden.
Chasqui. ¡Ahora mismo parto con la noticia!
Relámpago. Hermano Sol Radiante llegó la orden del taita Túpac Yupanqui, la orden es contraatacar con 100 mil hombres.
—¿Crees qué ahora sí ya se podrá esta?
Sol Radiante. ¡Claro, claro, que sí!
— Ahora hermano Relámpago, será como comerse una Caballita pasada por agua tibia.
—Será como subir y bajar corriendo el Qhapaq Ñan.
Sol Radiante. Ordena la Retirada, para reorganizarse.
Los Chasquis de guerra. Taita Relámpago retirada, retirada.
Corazón Espinoso. Cesó la batalla, y se recogieron los cuerpos entre heridos y cientos de muertos. Aquí el general Inca Relámpago perdió un ojo. Entonces de nuevo llegan las malas noticias hasta el Cusco.
Túpac Yupanqui. Informen a Huayna Cápac que está comandando los ejércitos, que vaya en persona a ver que se hace con los Huancabamba y dar moral a Sol Radiante y Relámpago.
Corazón Espinoso. El Inca estaba como quien dice emputado o rabioso, por los fracasos de sus generales, sobre todo con su hijo Huayna Cápac, que, en vez de ir ayudar, este se había desviado a Piura a tomar su rico baño de Mar.
Túpac Yupanqui. —¡Yo mismo iré a esa batalla con los Huancabamba!
— ¡Ordenó que Sol Radiante se retire, y se ponga en reposo con las tropas que le quedan a Relámpago!
Corazón Espinoso. El Inca juntó su ejército, consejeros, se despidió de Mama Ocllo Coya, diciendo:
Huayna Cápac. Papá, taita, no se avanzó dado que los Huancabamba son gente de asunto. Se pensó que iba hacer un ir y venir, pero no se pudo hasta hora. Imagínese que yo tuve que venir de mis vacaciones.
Relámpago y Sol Radiante. Señor taita Inca pido audiencia, los Huancabamba no se van a rendir son muy unidos. Tienen dos generales llamados Pariacaca y Güitiligún, y los dos me han derrotado.
—¡Pedimos disculpas por el fracaso!
Túpac Yupanqui. – Aceptó las disculpas, Sol Radiante, y Relámpago. Es de buenos humanos saber reconocer errores en la vida, como también reconocer cuando nos equivocamos. Solo por eso los perdono.
— Ya saben que mi ley es:
¡Ama Sua! —, no robes;
¡Ama Llulla! —, no mientas;
¡Ama Quella—, No seas haragán!
—No olviden esas leyes morales, vayan y enseñen.
Güitiligún. Diga a su señor que aquí mismito los esperamos
Corazón Espinoso. --Regresó el mensajero con la noticia de que los Huancabamba no se iban a rendir ante el Inca. El Pariacaca y el Güitiligún, sabiendo de su inferioridad en soldados frente al Inca, resalta:
Pariacaca. Aquí nadie nos rendimos, demos un último esfuerzo hermanos.
—¡Morir con dignidad!
Túpac Yupanqui. Ya está bueno por hoy guerreros pidan un alto a la batalla.
— Mensajero pida a los Huancabamba un descansó para calentar el cuerpo con una guayusa, recoger los heridos y muertos.
Güitiligún. Me parece bien, informa que aceptamos, y así aprovechamos para tomar un caldito de habas también, y ver las próximas estrategias.
Pariacaca. Reunión urgente llamen a los grupos, sus generales de cuerpo, y soldados que quedan.
Güitiligún. — ¡Gracias hermano Pariacaca, yo los llamo ahora mismo!
— ¡Dios el Sol muéstrate!
— ¡Diosa Agua muéstrate!
— ¡Diosa de la Tormenta muéstrate!
— ¡Diosa de la Gratitud ven aquí!
— ¡Diosa de la Responsabilidad!
Pariacaca. Señores Dioses, hemos dado duras batallas a los Incas, y ya nos quedamos pocos, entonces yo pido que todo lo que nosotros queramos y digamos al final se nos cumpla por ustedes.
Dios Sol. Así sea, pidan, pidan.
Corazón Espinoso. Un guerrero el Huarmaca resaltó:
— ¡No seremos nunca burlados de nuestros enemigos, pedimos a los dioses nos convirtieran en cerros, plantas, ríos, pájaros, quebradas, nevados, para no ser capturados por los Incas, o cualquier otro enemigo extranjero!
Pariacaca. Sí—, sí, pido antes de ser burlado por mis enemigos que junto a mis soldados nos transforme en un cerro o Apu, ¡para la contemplación histórica del indígena de los Andes!
— Quiero ser un cerro alto fuerte, y que vea llover, caer todas las estaciones del año, y estar vigilante de mis generaciones venideras, mirando el lugar de las grandes batallas por la tierra y la identidad.
Güitiligún. Pido lo mismo a los Dioses en especial a la Diosa la Luna que me hagan de mí un cerro imponente para el resto de mis días y no ser olvidado por la memoria frágil de mis hijos e hijos en cualquier tiempo.
El Dios Sol. Extiendan sus poderes amigos Dioses todos y todas, hagamos se cumpla lo que los Huancabamba quieren.
Diosa la Luna. Su pedido será hecho Pariacaca y Güitiligún, serán recordados por su valentía dibujados en dos cerros con tierras distintas, nadie se quedará des complacido, sus guerreros y su gente los acompañarán siempre, hoy, mañana del presente, y en el futuro del pasado, y su presente.
Corazón Espinoso. Los dioses ordenaron unir sus manos y de pronto se formó un arco iris que abrazó al Pariacaca y el Güitiligún y luego de estar cubiertos con una neblina, dejaron ver dos grandes cerros por separados unos enfrente del otro.
— Así fue como los dioses de los Huancabamba, no se negaron a tan simple y honorable favor pedido.
—Sobre los pueblos de Ayabaca y sus guerreros sólo quedan 2 mil guerreros de 10 mil que habían mandado, muchos fallecieron en batalla, y otros fueron convertidos en Halcones, Gavilanes para volar hasta sus pueblos a dar aviso que los Incas habían ganado, y que su pueblo se prepare para su llegada…
El Dios Sol. Dice a la Diosa del Agua ¡No hay más que hacer por ahora, la batalla ha culminado!
Diosa del Agua. Bueno aquí ya no hay nada más por hoy, vámonos pues.
Corazón Espinoso. Los Incas se preparaban para la otra batalla con los Huancabamba. Túpac Yupanqui llegó, la conquistó, pero no fue fácil, si hubo resistencia, nunca fueron pueblos tranquilos, que se dejaron someter fácilmente. Túpac Yupanqui luego dio ese presente a su hijo Huayna Cápac para fundar a Huancabamba y ayudar a organizarla como parte del Imperio Inca.
El Tuco. Tucucumpas, Tucucumpas, es hora de despertar cumpitas que la muerte con su pasó lento ronda y ronda en tu cerebro y corazón repugnante de individualismo y miserabilidad ignorante por los defectos aprendidos por la madre alienación.
—Despierte pueblo de Huancabamba que su Cumpa el Tuco, ya anuncia el duelo de la muerte de la memoria y la identidad a por montones sobre un virus llamado olvido de la memoria frágil de sus habitantes. Despierten y no sean cobardones, despierten, despierten, despierten.
El Chuquiaque. ¡Hasta luego papacitos! ¡Luna alójame está noche para descansar!
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