
La política es un ámbito que históricamente ha despertado pasiones y emociones intensas. Sin embargo, en la actualidad, parece que las emociones han adquirido un papel predominante en la toma de decisiones políticas, lo que ha generado consecuencias potencialmente graves.
La relación entre emociones y política es estrecha, ya que las emociones influyen en la percepción ciudadana y en la manera en que las personas se relacionan con los procesos políticos. A continuación, se presentan algunos ejemplos de cómo las emociones pueden incidir negativamente en la política:
Miedo y ansiedad: Estas emociones pueden inducir a los ciudadanos a tomar decisiones políticas guiadas más por la reacción emocional que por el análisis racional. Esto puede favorecer la elección de líderes autoritarios, demagogos, populistas, o la aceptación de políticas que restringen derechos individuales (Damasio, 2018). En este sentido eso es lo que se podría observar en las regiones Andinas las ultimas tres décadas. Se elige por la constancia y abusiva forma de como se manejan las emociones electorales, denominadas compadrazgos.
Odio y resentimiento: La polarización extrema, impulsada por estas emociones, obstaculiza el diálogo y la cooperación entre diferentes sectores políticos, generando crisis institucionales y parálisis en la toma de decisiones (Mouffe, 2019). Este tema es fenómeno psicológico electoral muy persistente en la actualidad.
Nostalgia y sentimentalismo: La idealización del pasado puede llevar a respaldar políticas o líderes que prometen restaurar una versión mítica de tiempos anteriores, en lugar de proponer soluciones reales a los problemas contemporáneos (Laclau, 2005).
Indignación e ira: Si bien estas emociones pueden movilizar a la sociedad para exigir cambios, también pueden desembocar en actitudes intransigentes, violencia política y radicalización (Borón, 2003).
Manipulación emocional: Los políticos y los medios de comunicación suelen explotar las emociones de los ciudadanos mediante discursos persuasivos que apelan a sentimientos en lugar de a la deliberación racional. Esto permite moldear la opinión pública a través de estrategias de comunicación política diseñadas para generar respuestas emocionales inmediatas (Van Dijk, 2016).
En síntesis, el predominio de las emociones en la política puede fomentar decisiones poco reflexivas, acentuar la polarización social y facilitar la manipulación discursiva.
Ante esta realidad, es fundamental que los ciudadanos desarrollen un pensamiento crítico frente a los discursos políticos emotivos y busquen tomar decisiones basadas en información objetiva. De igual forma, los actores políticos y los medios de comunicación deben asumir la responsabilidad de fomentar un debate público transparente y ético, evitando la explotación emocional con fines de persuasión.
En conclusión, si bien las emociones pueden desempeñar un papel positivo en la movilización social y la participación política, también representan un riesgo cuando son utilizadas para distorsionar el debate democrático y justificar decisiones irracionales. La toma de conciencia sobre estos mecanismos resulta esencial para la consolidación de sociedades más informadas y deliberativas. En nuestras observaciones en campo se analiza una carga emocional abusiva para obtener el voto electoral.
-Ahora la interrogante es el ¿Cómo mejorar eso?, infelizmente el pesimismo nos embarga, en anotar que algunas soluciones pasan por la urgencia de enriquecer la cultura educativa de la acción política electoral.
La falta de la autoestima del pueblo de poder mudar, y mirar con objetividad es otra dificultad, para mudar el elegir al manotazo o las ciegas emotivas. Infelizmente es poca la población que vota con la razón, dado que predomina la emoción efectiva.
Referencias
Borón, A. (2003). Estado, capitalismo y democracia en América Latina. CLACSO.
Damasio, A. (2018). El extraño orden de las cosas: La vida, los sentimientos y la creación de las culturas. Destino.
Laclau, E. (2005). La razón populista. Fondo de Cultura Económica.
Mouffe, C. (2019). Por un populismo de izquierda. Siglo XXI Editores.
Van Dijk, T. A. (2016). Discurso y poder. Gedisa.
Hilder Alberca Velasco Graduado en Sociología y Ciencia Política, Universidad Federal de Integración Latinoamericana (UNILA)
Magíster en Planeamiento Urbano y Regional,(IPPUR) / Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ)
Correo electrónico: havrufino123@gmail.comTeléfono: +51 921 782 300
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