Recientemente fueron socializados posibles cambios en la prueba Ser Bachiller, con el fin de mejorarla, posterior a un anuncio del Presidente de la República que manifestaba una postura crítica sobre dicho examen. Ya en el nivel práctico tenemos algunos cambios de pronta implementación, pero meramente de forma. Los cambios consisten básicamente en una revisión de los porcentajes del mismo en relación al acceso a la educación superior, en su extensión y tiempo, y finalmente, en la lógica de incorporar lo abstracto en el interior de los exámenes por materia.
Continuando con el análisis de los cambios que se han anunciado respecto del examen Ser Bachiller, les presento la tercera parte del mismo.
Cambio 3
El nuevo examen Ser Bachiller aplicaría acciones afirmativas por discapacidad o grupo etnográfico.
Problemática
Recuerdo tiempo atrás en un colegio de la capital un rector que manifestó no se racista, y para probarlo, nos dijo que toda su vida, cuando “un negrito se quería inscribir en el colegio, él lo había becado”. En su momento, me pareció lo más racista que había escuchado, y no por una posición contraria a la de implementar acciones afirmativas, sino por la carga de discriminación que tenía aquella sencilla frase. Creo que ella revela una de las problemáticas fundamentales detrás de la aparentemente buena intención de incluir aquellas en el Ser Bachiller: la de ocultar los mecanismos que han favorecido la desigualdad por años, con “obras benéficas”.
Ahora, no digo que aquellas no sean necesarias para cerrar un poco la brecha existente entre un determinado grupo y otro, sino que nada se hace si solo se atienden estos síntomas, sin tocar los problemas de fondo. Uno de estos problemas, es que muchos sectores en los que existen “grupos etnográficos”, por ejemplo, son aún los más desatendidos del Ecuador, y la queja en medio de los espacios de educación superior, es que cuando ellos llegan a las aulas son los primeros en desertar. Otro problema, es finalmente, el de la oferta existente en relación al acceso, cuestión que vale analizar.
Lamentablemente, al hacerlo, queda claro que las propuestas de cambio, y quizá esta en particular, no sean más que desesperados intentos gubernamentales por captar algo del ya casi extinto apoyo ciudadano con el que cuentan. Año a año, rinden el examen Ser Bachiller más de 225 mil graduados, esto quiere decir que las universidades e institutos técnicos deberían sumar esa cantidad de cupos para poder recibirlos a todos. Sin embargo, haciendo un esfuerzo, todo el sistema llega a cubrir un 51% de esta demanda, en consecuencia, casi la mitad de las personas que rinden el examen podrían acceder a la educación superior.
Sin embargo, el dato requiere de otras variables, por ejemplo, que las IES (instituciones de educación superior), no se encuentran distribuidas de modo equilibrado en el país, por lo que muchos sectores rurales se quedan sin acceso, o al menos la tienen muy difícil. Cuando a estas personas no se las educa mejor, sino que se les facilita el examen, lo que se obtiene es un posible desertor más. Cabe manifestar que una de las luchas que tienen las universidades públicas en el país es el de reducir los niveles de deserción, existente por muchos factores.
O bien, la variable de la selección de las áreas de estudio, puesto que históricamente, quizá por el modo en que se han construido imaginarios sobre las mismas, hay carreras que todos quieren seguir, y otras, a las que nadie les ve futuro. Así, las universidades luchan por contar con cupos para medicina, enfermería, administración o jurisprudencia, mientras el país se llena de profesionales que compiten entre sí en un mercado cada vez más copado. De ahí que, frente a la selección de posibles carreras muchos jóvenes queden con la falsa idea de que el Estado les dice qué estudiar.
Así, la gran problemática del acceso es una cuestión aún sin respuesta, casi como para argumentar con una frase del todo simple, manifestada alguna vez por una funcionaria de educación superior: “lamentablemente, no hay sillas para todos”. En este marco, ¿qué tan factible resulta introducir un nuevo elemento a la competencia, tan cruel y de algún modo desigual?
Propuesta
Es necesario fortalecer la educación en el país, desde los niveles más básicos. Puede parecer reiterativo, pero es necesario volver sobre la idea de fondo de toda la cuestión. Si se pensara un plan de mucho impacto para la educación en sectores rurales, harían falta cada vez menos las acciones afirmativas. Si la educación promoviera mecanismos que favorezcan un verdadero trabajo sobre las habilidades de los estudiantes, no tendría que otorgarse puntos por otro motivo que no sea el académico.
Estos días, me preguntaban sobre el currículo, y me atrevo a pensar: ¿podremos armar un currículo enteramente en habilidades, utilizando las áreas únicamente como medios para alcanzarlas? Imagino un centro educativo en que se tome en serio el desarrollar habilidades como fin, y en el que las materias sean, por ejemplo: lectura comprensiva, argumentación, análisis, comparación, etc., (un buen equipo de pedagogos tendría que definir estas habilidades), y en ellas, los contenidos orientados a la habilidad. Por ejemplo, en “comparación” pueden utilizarse textos históricos que hablen de un hecho desde dos puntos de vista, o bien, dos poesías de un mismo autor, trascendiendo de este modo la idea de que solo se puede educar en medio de un sistema que compartimenta la realidad en áreas científicas. Esto sin duda, requerirá un nuevo artículo.
Lo de fondo: es necesario fortalecer la educación. Mientras, dos cuestiones: 1) se debe trabajar en el aumento de cupos en las IES, hace unos años se hacía un espectacular trabajo al respecto. 2) se debe trabajar en cambiar los imaginarios sobre ciertas carreras “tradicionales”, para que cada vez más personas opten por carreras nuevas. El problema es que pensamos una carrera en presente y no reflexionamos con los estudiantes el futuro próximo que les tocará vivir. Analizar datos sobre la competencia laboral y la adaptabilidad del estudio al empleo en los colegios, puede ser sin duda, muy significativo.
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