Continuando nuestros Relatos globales en tiempos de coronavirus, les presento en esta ocasión el siguiente texto que nos llega desde Ciudad de México, escrito por Carolina Vallejo:
Ya son dos semanas desde la declaración de “estado de emergencia”, cerca de un mes desde la aplicación de las primeras medidas de aislamiento, casi dos desde que comenzaron las conferencias de prensa diarias a cargo del subsecretario de salud; y la vida cotidiana en la CDMX se rige de acuerdo a la condición de clase.
El transporte público, las calles, los mercados y súper mercados, y todo espacio público en la ciudad devela la polaridad en la brecha social en la ciudad. Los sectores en los que habita la población con mayor poder adquisitivo, lucen desolados, la gente está en sus casas, cumple con el aislamiento, teniendo todas las condiciones materiales para realizarlo. En sus calles solamente se escucha el pasar de uno que otro guardia de seguridad con su debida mascarilla.
Por otro lado, los barrios “populares” no han cambiado su día a día, entre más “popular” sea, más gente en las calles, los tianguis y mercados siempre llenos, parejas y familias siguen saliendo un domingo por la noche a comer en los puestos callejeros, y todos los días, el transporte público, lleno; de pronto uno que otro demuestra que algo pasa por el uso de la mascarilla.
En estos dos mundos, sin falta, de lunes a domingo a las 7 de la tarde empieza, una conferencia de prensa en la que se muestra todo aquello que sucede en el país en relación al COVID-19. Es aparentemente bastante clara. Quien la conduce es el subsecretario de salud de la nación, un hombre muy preparado y con un aspecto tranquilo y paciente, que según el “espectáculo” tiene la paciencia de contestar a las y los periodistas que diariamente demuestran estar poco preparados y resultan bastante ignorantes.
En las redes sociales esta conferencia de prensa es compartida por casi todos los habitantes de los barrios desolados. Pero en el “otro lado” ¿quién la mira?
Los comentarios de ese otro lado van de: “pues hay que salir a trabajar” a “todo es un engaño, no pasa nada”. ¿De quién es la responsabilidad? ¿quiénes están en riesgo?
Grandes empresas como el grupo Salinas Pliego, no han permitido que sus trabajadores permanezcan en sus casas, son obligados a trabajar y son quienes buscan eludir lo que sucede para continuar con el trabajo que no pueden perder. Estás empresas no han recibido mayor presión por parte del Estado, al igual que la cantidad de empresas que han despedido injustamente a las y los trabajadores so pretexto de sus pérdidas.
Como la mayoría de países de A. L. más del 60% de la población en México vive del subempleo, es decir vive al día, y gran parte del 40% restante está en condiciones de explotación laboral, sin derechos como vacaciones o permisos.
Ahora bien, la conferencia de prensa no ha contestado las preguntas en relación a las condiciones laborales de los trabajadores de la salud, y ha dicho muy poco sobre la situación laboral de la población en general, sobre todo de quien está en situación de vulnerabilidad. Sin embargo, repiten constantemente -¡Quédate en casa!- pero, ¿por qué la gente no se queda en casa?
A eso se suma una serie de publicidad de “conciencia” en la que personas “blancas”, que además son “famosas”, desde sus hogares cantan música tradicional mexicana pidiéndole a las y los habitantes se “queden en casa”. Mostrándose responsables y “conscientes” dejando en claro que quien “no se queda en casa” es “inconsciente”.
En definitiva, aquello de “ser consciente” ha tomado un tinte de trivialidad relativa, en el que el “inconsciente de siempre” llama “inconsciente” al que siempre es “consciente” de su propia realidad.
Mientras, este juego de falsas conciencias devela la gran brecha social y lo perverso que es el sistema y el orden establecido, el cuidado se convierte en una mercancía que pocos pueden pagar, miles quedándose expuestos a la inseguridad, sumada a la vulnerabilidad a la que el Estado les ha arrinconado por décadas.
Sobre la propuesta:
Quisiera recopilar relatos de diversos países, de gente que nos cuente “¿Cómo se vive en tiempos del Coronavirus?”. Se trata de relatos cortos (alrededor de 500 palabras) que nos digan cómo está su ciudad o país y qué hacen ustedes en medio de esta crisis.
I would like to compile stories from various countries, from people who tell us "How do people live in the times of the Coronavirus?". These are short stories (about 500 words) that tell us how your city or country is doing and what you are doing in the midst of this crisis.
Je voudrais compiler des récits de différents pays, de gens qui nous disent « Comment vit-on à l’époque du coronavirus ? » Il s’agit d’histoires courtes (environ 500 mots) qui nous disent comment est votre ville ou votre pays et ce que vous faites au milieu de cette crise.
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